Determinación del perfil del inversor
Para efectuar de forma adecuada un plan de inversiones para un inversor es imprescindible determinar lo que se conoce como “perfil del inversor”. Se trata de un trabajo crítico para que los asesores financieros puedan brindar el mejor consejo a sus clientes, pues si ignoran el perfil del inversor no se fijarán adecuadamente los objetivos de la inversión y muy probablemente la ecuación utilidad esperada – riesgo estará en desequilibrio.
El perfil del inversor debe condicionar la selección de activos, el plazo de la inversión, el nivel de riesgo asumido y la fiscalidad aplicable a las decisiones de inversión.
Existen 2 importantes aspectos que caracterizan el perfil de un inversor individual:
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Las preferencias del inversor o la tolerancia al riesgo: se refiere a la actitud y predisposición por parte del inversor a ver fluctuar al alza y a la baja el valor de su cartera de activos. Normalmente, se refiere a las fluctuaciones a la baja. Esto es importante debido a que diferentes inversiones poseen diferentes volatilidades (fluctuaciones). Algunas fluctúan más que otras pero poseen mayor potencial para generar rendimientos mayores. Por ello, es fundamental invertir sólo aquellos activos que se encuentran dentro de los niveles de tolerancia al riesgo del inversor.
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El horizonte temporal establecido por el inversor: se refiere al período de inversión objetivo en el momento de tomar la decisión de inversión. Se puede afirmar que es la respuesta a preguntas del tipo: ¿A qué plazo temporal hay que administrar la cartera?¿En qué momentos se precisa hacer frente a retiradas de fondos y con qué importes?.
Si el plazo de inversión es largo o no hay grandes necesidades de liquidez los inversores pueden tolerar mejor fondos o carteras de inversión que presenten un buen potencial de crecimiento en su valor y un nivel de riesgo algo mayor ya que plazos de inversión largos permiten tolerar las inevitables subidas y bajadas de los mercados.
El asesoramiento de inversiones y la gestión patrimonial buscan una combinación óptima de las tres dimensiones fundamentales de cualquier inversión financiera:
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Rentabilidad
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Seguridad
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Liquidez
Es crítico entender que no existe un único tipo de inversor, ni una sola clasificación para encuadrar a cada uno de ellos. Esto va a depender del asesor o el intermediario financiero con el que se esté trabajando que pueden determinar que los factores que permitan clasificar a los inversores en una categoría u otra sean distintos.
Igualmente, es importante tener en cuenta que el perfil del inversor puede experimentar cambios en el tiempo. Estos pueden responder a las situaciones existentes en los mercados (p.e. una gran expansión bursátil), cambios de percepción del cliente (p.e. resultado de fuertes pérdidas en experiencias anteriores), cambios en la situación familiar (p.e. nacimiento de un hijo), cambios en el ámbito laboral (p.e. un despido), cambios económicos (p.e. una herencia),...Por lo tanto, es muy importante que el asesor financiero conozca los factores que en cada momento influyen sobre las actuaciones del inversor, para mejorar el proceso de selección de activos.
También es muy importante que el propio inversor vea los resultados de los test que se suelen cumplimentar para determinar el perfil de riesgos y se sienta cómodo con ellos, para evitar en lo posible la contratación de productos que no son adecuados para su perfil de inversión. Asimismo, es conveniente cada cierto tiempo revisar si se ha registrado cambios en la situación personal que justifiquen un nuevo "perfilado". Un riesgo inadecuado, ya sea porque no haya determinado correctamente el perfil o porque, conociéndolo, se haya elegido un producto que no encaje con el mismo, puede provocar más de un disgusto al inversor.
Perfiles de riesgo
El perfil de un inversor se define por la relación que existe entre los riesgos que está dispuesto a asumir y los rendimientos que espera obtener.
Suele ser habitual utilizar algún tipo de calificativo para determinar la tolerancia al riesgo de los inversores. Habitualmente, los utilizados suelen ser del estilo de:
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Conservador
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Conservador moderado
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Equilibrado
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Arriesgado moderado
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Arriesgado
Sin embargo, estas clasificaciones varían entre asesores e intermediarios financieros. Por eso no es menos frecuente encontrar calificativos como dinámico, prudente, agresivo, que incluso llegan a utilizarse en los nombres de los fondos de inversión en un intento de que los inversores se sientan identificados personalmente con los mismos. Esto, evidentemente es algo que hay que evitar, pues lo relevante no es el nombre sino la política de inversión y la gestión que se haga del fondo de inversión.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores, apunta ciertos patrones que caracterizan a los inversores:
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Conservador: busca inversiones que presenten un crecimiento moderado, sin asumir riesgos importantes, priorizando tener una disponibilidad inmediata de sus inversiones y buscando minimizar la incidencia de la volatilidad del mercado.
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Moderado: está dispuesto a asumir ciertas oscilaciones en sus inversiones, esperando una mayor rentabilidad en el largo plazo.
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Arriesgado: su objetivo principal es maximizar el rendimiento de su cartera, aunque suponga la asunción de un alto componente de riesgo. Están dispuestos a mantener sus inversiones por períodos largos.
Test del Inversor
Se trata del cuestionario que permite valorar al cliente en relación con los productos de inversión existentes para conseguir casar de una manera efectiva a clientes y a productos.
Pero, ¿Qué datos son importantes para determinar el mencionado perfil del cliente? ¿Cuáles son los datos críticos y cuáles son prescindibles? ¿Cuáles se deben recoger de forma objetiva y cuales de modo cualitativo?. Lo cierto es que uno se puede encontrar tantos cuestionarios como intermediarios financiero hay. No obstante hay algunas cuestiones sobre la que es imprescindible recoger información de los clientes:
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La edad, pues distintas etapas de nuestra vida se corresponden con diferentes actitudes y prioridades. No es lo misma la necesidad de una persona joven que una que está próxima a la jubilación, pues mientras la primera no tendrá inconveniente en invertir a largo plazo, aquella que ve su jubilación próxima lo hará a corto plazo y tendrá una preferencia alta por la liquidez.
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La ocupación, pues el tipo de empleo que tengamos condiciona los objetivos que queremos alcanzar con nuestras inversiones y la elección de los productos en las que los materializaremos. Por ejemplo, un trabajador autónomo puede pensar en sus inversiones como un "colchón" que le permita afrontar una mala coyuntura profesional. En cambio, un trabajador por cuenta ajena puede querer complementar la pensión que percibirá en el momento de su jubilación o ahorrar para adquirir una vivienda. También es importante identificar otros tipos de rentas e ingresos y la periodicidad de las mismas.
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Actitud frente al riesgo. Para un inversor, la seguridad de una inversión consiste en la capacidad para recuperar el capital invertido y los rendimientos esperados en el plazo previsto. En muchas ocasiones, no existe una seguridad plena de que se pueda cumplir satisfactoriamente la recuperación de la inversión en el plazo estimado. El inversor puede estar dispuesto a sacrificar parte de su seguridad por aspirar a una mayor rentabilidad esperada. Se dice, en ese caso, que el inversor ha asumido una mayor prima de riesgo. Esa actitud frente al binomio rentabilidad-riesgo es un elemento fundamental para caracterizar el perfil del inversor, y el que determinará más claramente el tipo de productos en los que estaría dispuesto a invertir. La actitud frente al riesgo puede determinarse respondiendo a preguntas como por ejemplo:
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Considere el siguiente escenario. Imagine que en los últimos 3 meses, el mercado de acciones en su conjunto perdió el 25% de su valor. A su vez, una acción en particular que usted tenía también perdió el mismo porcentaje. ¿Qué haría usted?
A - Vender todas mis acciones
B - Vender parte de mis acciones
C - No hacer nada
D - Comprar más acciones
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Identifíquese con una de las siguientes observaciones para el conjunto de su cartera:
A - Prefiero una rentabilidad segura y no demasiado elevada a una rentabilidad más alta pero incierta.
B - Prefiero obtener la máxima rentabilidad posible siempre que no arriesgue nada del capital invertido.
C -Prefiero obtener la máxima rentabilidad posible aunque tenga que arriesgar una pequeña parte del capital invertido.
D - Prefiero obtener la máxima rentabilidad posible aunque esté arriesgando una buena parte del capital invertido.
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A lo largo de mi experiencia como inversor he mantenido en acciones o fondos de renta variable un porcentaje de mi cartera:
A - Menor del 10% de mi cartera.
B - Entre el 10% y el 25%.
C - Entre el 25% y el 50%.
D - Más del 50% de mi cartera.
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¿Con cuál de las siguientes frases está más de acuerdo?.
A - El mercado de acciones es muy arriesgado.
B - El mercado de acciones es arriesgado, aunque supongo que es importante dedicar una parte de la inversión a la renta variable.
C - El mercado de renta variable permite diversificar la cartera y obtener una rentabilidad extra, asumiendo cierto riesgo.
D - El mercado de renta variable ofrece importantes oportunidades de beneficio.
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¿Con cuál de las siguientes afirmaciones se siente más identificado?.
A - Jamás invertiría en activos financieros cuyo precio pueda oscilar, por si acaso tengo que vender antes de su vencimiento.
B - Procuro no invertir importes que preveo tener que disponer antes de su vencimiento.
C - Si lo viera muy claro quizá podría plantearme hacer operaciones a crédito.
D - Cuando veo oportunidades de inversión no dudo en endeudarme para aprovechar estas ocasiones.
La colección de respuestas obtenidas permite "perfilar" al inversor de forma que las estrategias de inversión que se implementen distribuyan los fondos y el resto de activos financiero atendiendo al posicionamiento individual del mismo. En la tabla que se muestra a continuación se gradúa la tolerancia al riesgo de 1 a 40 y el horizonte temporal de inversión desde 0 a 18 años:
A partir de este momento hay que proceder a construir una cartera de fondos de inversión adecuada al perfil del inversor sin olvidar los objetivos que persigue y sus condicionamientos, personales y fiscales. Por ello, es preciso abordar un proceso de análisis y selección de fondos de inversión.